6 enero, 2025
Todos guardamos en la memoria, como pequeños tesoros, nuestros primeros pasos en la vida, es decir nuestra infancia, pero también nuestra primera historia de amor, quizás también nuestro primer viaje de larga duración, el día en que por vez primera aprendimos a montar en bicicleta… En definitiva, todos tenemos recuerdos de esos momentos disruptivos que han marcado un antes y un después en nuestra vida.
Pues del mismo modo, en el libro “Nuestras primeras veces” (publicado en España por la editorial Periférica) el prehistoriador francés Nicolás Teyssandier (profesor e investigador de la Universidad de Toulouse Jean-Jaurès) responde con 30 [pre]historias extraordinarias a otras tantas preguntas sobre “¿cuándo fue la primera vez que la Humanidad…?”: Cuándo se produjo la primera fabricación de herramientas, cuándo la primera migración, cuándo el primer dios –anterior a la idea de Dios como creador del Universo–, cuándo la primera escultura, cuándo el primer jefe… y hasta cuándo el primer hashtag (#neandertal).
Este ensayo es una breve Historia de la Humanidad no al uso, pues en él, su autor, a través de una lúdica y original narración, nos invita a un viaje en el tiempo vivido por decenas de miles de generaciones anteriores a nosotros. En cierto modo, este libro es una suerte de “La máquina del tiempo”, (libro de 1895 del escritor británico Herbert George Wells), si bien los 30 hitos [pre]históricos de la Humanidad en los que el prehistoriador Teyssandier hace parada, no están marcados por la ficción, sino por las evidencias reales que nos revelan la ciencia y los últimos avances de la genética, la antropología y la arqueología.
Y es así cómo estas 30 “primeras veces” de la Humanidad, nos desvelan el camino que hemos recorrido como especie, en una suerte de investigación policial que el autor efectúa con minuciosidad, reconstruyendo de manera magistral las líneas maestras de un pasado de nuestra civilización que se remonta, desde los primeros primates, aparecidos en África, hasta hace 10 millones de años.
A través de la lectura (ágil y amena) de este apasionante ensayo, una de las conclusiones a las que llegará el lector es que la Historia de la Humanidad es el relato de una larga invención, algo que concuerda con la sabiduría popular, manifestada en el dicho popular de que “los seres humanos se distinguen del resto de animales en que, a diferencia de estos, los humanos no vivimos en el medio natural, sino que lo transformamos”. Dicho de otro modo, el género “Homo” fue Faber (fabricante de herramientas) antes que Sapiens (sabios).
Fiel a esta premisa, Nicolas Teyssandier trata de reconstruir estos primeros tiempos de la Humanidad. Aunque, por supuesto, cuando –por ejemplo– aborda el tema del “primer fuego” (sobre este asunto hay una divertida película de 1981: “En busca del fuego”, del director francés Jean-Jacques Annaud, ambientada en el período Pleistoceno, hace 70.000 años, en que Neandertales y Sapiens se encontraron en una Europa cubierta de hielo y nieve, por los efectos de la glaciación) ciertamente no se trata del fuego más antiguo dominado por el hombre, sino del de su datación cronológica, de acuerdo a los depósitos arqueológicos de carbones vegetales y ceniza encontrados por los arqueólogos en un determinado yacimiento.
Del mismo modo que, al tratar sobre cuándo se fabricó la primera aguja de coser (las primeras fueron de hueso o de marfil y pudieron surgir hace 40.000 años, es decir, a principios del Paleolítico Superior, en el yacimiento ruso de Denisova, al suroeste de Siberia, en la región montañosa de los Altai), hasta ahora no ha sido posible determinar si fueron hechas por un Homo sapiens, por un Homo neanderthalensis o por un Homo denisoviano. Y es que ahora la ciencia y la genética han demostrado que, en contra de lo especulado hasta el momento (que nuestra especie tuvo una evolución lineal) lo cierto es que hubo especies del género Homo que convivieron en el mismo período geológico de la Tierra. Es decir, la evolución humana ha de entenderse como un árbol de cuyo tronco brotan ramas que se entrelazan.
Así mismo, también sabemos que la primera presencia de Homo Sapiens (o de anatomía moderna) en Europa, se remonta a los 50.000 años, pero para entonces, los Neandertales llevaban viviendo en el continente, al menos, 250.000 años. La extinción de los Neandertales, pudo haber tenido origen, precisamente, en la llegada de nuestros antepasados, si bien es muy posible que también hubiera un intercambio genético entre ambas poblaciones. Hasta tal punto habría sido así, que los científicos han formulado la teoría de que el 0,4 de nuestro ADN actual podría tener genes de Neandertal.
Y siguiendo la investigación sobre el rastro de “nuestras primeras veces”, también sabremos que el Homo Ergaster (hace 1,7 millones de años) fue el primero en salir de África (cuna de la Humanidad) y que, hace al menos 800.000 años, con la finalidad de transmitir enseñanzas para la fabricación de herramientas (las más antiguas se han hallado en el continente africano, fueron fabricadas por una especie anterior al género Homo, y cuentan con 3, 3 millones antigüedad), los humanos ya tenían la capacidad comunicarse a través de un lenguaje esencial articulado en palabras.
Pero todavía hay muchas más apasionantes historias en el libro “Nuestras primeras veces”, de Nicolas Teyssandier. Historias y momentos que, poco a poco, fueron construyendo la Humanidad.
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