
11 octubre, 2025
La 4ª parada del European Match Race Tour – Marmaris, Turquía (24–28 septiembre 2025)
Bajo el auspicio de la Gobernación de Muğla, y con la impecable organización de los Clubes
Náuticos de Datça y Marmaris junto a la Federación Turca de Vela y World Sailing, Marmaris se
convirtió, por primera vez, en el escenario de una de las citas más esperadas del European
Match Race Tour 2025.
Durante cuatro días, las aguas turquesas del Egeo ofrecieron un marco inmejorable para la 4ª
parada del circuito europeo de match race de grado 3. Marmaris, enclave privilegiado en la
costa suroeste de Turquía, rodeado de montañas boscosas y con un puerto natural que mezcla
historia otomana con modernidad turística, vivió un acontecimiento deportivo sin precedentes.
Sus paseos marítimos vibraron con el colorido de las velas y el bullicio de aficionados, locales y
visitantes, que encontraron en este evento un espectáculo tan vibrante como la propia ciudad.
Los vientos del Egeo, fieles a la cita, no fallaron ni un solo día. Soplando con una constancia
entre 14 y 18 nudos, dieron a la competición un carácter eléctrico y aseguraron un juego táctico
de altísimo nivel. La igualdad entre los 10 equipos participantes fue palpable desde el primer
enfrentamiento: representantes de España, Inglaterra, Suecia, Bulgaria, Polonia, Turquía,
Grecia e Italia, se midieron en regatas intensas donde cada maniobra y cada virada podían
inclinar la balanza.
El espíritu competitivo estuvo acompañado de un ambiente de camaradería que refleja la
esencia del match race: duelos directos, contacto cercano entre rivales y una lectura constante
del viento y del adversario. En Marmaris, ningún equipo se dejó dominar fácilmente; la tabla de
clasificación fue una auténtica montaña rusa, con sorpresas en cada jornada y un público
entregado que celebraba tanto la destreza de los locales como la ambición de los visitantes.
La ciudad, mientras tanto, se mostró en todo su esplendor. Las tripulaciones y acompañantes
pudieron disfrutar de sus bazares, de la hospitalidad turca y de la fusión entre tradición y
modernidad que caracteriza a Marmaris. Desde la fortaleza que domina el puerto hasta las
playas de arena dorada y las calas escondidas que rodean la península, la localidad se convirtió
en una protagonista más del evento, recordando a todos que la vela es también un viaje
cultural y humano.
La 4ª parada del Tour Europeo 2025 quedará grabada no solo por la calidad de la competición,
sino también por la atmósfera única que Marmaris supo ofrecer: un marco donde deporte,
naturaleza y hospitalidad se unieron para consolidar a Turquía como destino emergente en el
calendario internacional de la vela. Con esta cita, el circuito entró en su fase decisiva, dejando
un sabor de igualdad absoluta entre equipos y la certeza de que el título de 2025 se decidirá
solo en el último momento.
El campeonato arrancaba con las indispensables pruebas de adaptación al barco, un “11 One
Design” de 11 metros de eslora, especialmente seleccionado por su idoneidad para las aguas de
Marmaris. Estas aguas, famosas por su ausencia casi total de ola y la regularidad del viento, se
convierten en un escenario perfecto para un duelo de pura táctica y habilidad, donde cada
maniobra se percibe con total nitidez y cualquier error, por pequeño que sea, queda
inmediatamente expuesto.
Pero lejos de ser un barco sencillo, el 11 One Design plantea un reto técnico de primer orden.
Equipado con burdas, backstay y barbes, cada detalle de su trimado exige coordinación
absoluta de la tripulación. En un match race, donde los barcos navegan a escasos metros de
distancia y cada virada puede decidir una manga, estos elementos se convierten en un examen
constante de reflejos, fuerza física y compenetración.
La dificultad añadida es que no se trata solo de velocidad pura, sino de dominar un barco
exigente bajo presión directa del adversario. A bordo, cada rol se multiplica en importancia:
proas atentos a cada detalle, trimmers, todos trabajando sin descanso para ajustar las velas al
límite y patrones obligados a leer el viento y al rival con precisión quirúrgica. La comunicación,
muchas veces a gritos pero sin acritud sobre el rugido del viento, se transformó en un arte de
sincronización para mantener al barco en su máximo rendimiento.
El “11 One Design” no perdona. Su respuesta inmediata a los ajustes de aparejo y a las órdenes
del patrón lo convierten en un instrumento perfecto para el match race, pero también en un
enemigo interno cuando la fatiga o la tensión hacen mella. Cada regata fue, así, una prueba
doble: vencer al adversario y, al mismo tiempo, dominar a la propia máquina.
En Marmaris, esa dificultad técnica se tradujo en un espectáculo vibrante: barcos enfrentados
casi proa con proa, regatistas forzando maniobras al límite, y un público que pudo apreciar la
crudeza y belleza de una modalidad que exige tanto del cuerpo como de la mente.
Los enfrentamientos comenzaron con una intensidad que pronto atrapó tanto a los aficionados
como a quienes se acercaban por primera vez al match race. El Round Robin inicial dejó muy
claras las cartas sobre la mesa: el talento local Doğa Arıbaş (Turquía) emergió como la gran
figura de la fase clasificatoria. Su experiencia como regatista de alto nivel le permitió dominar
con autoridad cada duelo, sumando victorias consecutivas y accediendo a la fase decisiva como
primer clasificado.
Tras él, tres nombres propios completaron el cuarteto finalista: Matthew Greenfield
(Inglaterra), con una solidez táctica que recuerda a la tradición británica en el match race;
Manos Chatzigiannis (Grecia), siempre combativo y con una lectura del viento exquisita; y el
también turco Erman Ayyvaz, que demostró durante toda la fase previa una capacidad notable
para crecer en los momentos de mayor presión.
La lucha por los puestos de honor fue tremenda y espectacular. Gracias a la organización
impecable del Club Náutico de Marmaris, que dispuso gradas junto al muelle, los espectadores
pudieron vivir cada virada, cada penalización y cada cruce de proas a una proximidad insólita,
casi como si estuvieran dentro del campo de regatas. La adrenalina se palpaba en el aire y los
aplausos acompañaban cada maniobra arriesgada.
En las finales, el escenario cambió. Allí donde parecía que Doğa Arıbaş seguiría imbatible,
emergió con fuerza la figura de Erman Ayyvaz, que navegó con determinación, sangre fría y un
control magistral del “11 One Design”. Con una progresión impecable, supo aprovechar cada
oportunidad, imponer su ritmo y, finalmente, levantar el título en las aguas de Marmaris.
La victoria de Ayyvaz no desmerece en absoluto el papel de sus rivales: Arıbaş, que mostró una
regularidad intachable; Greenfield, que dejó destellos de brillantez estratégica; y Chatzigiannis,
siempre competitivo hasta el último metro. Juntos, elevaron la calidad del campeonato y
ofrecieron un espectáculo que el público difícilmente olvidará.
Así, Marmaris coronó a un ganador local, pero, sobre todo, celebró el espíritu del match race:
una disciplina en la que la gloria de uno nunca eclipsa la grandeza colectiva de todos los que
compiten.
El Cigarrán Sailing Team se presentó en Marmaris con la determinación de quien entiende que
en el match race cada regata es una final. Desde el primer duelo, el equipo mostró una actitud
combativa, sin regalar ni un metro de agua a sus rivales y forzando a todos a dar lo mejor de sí
mismos.
Es cierto que los errores de procedimiento y la falta de acople pleno entre sus tripulantes
pesaron en momentos clave, llegando a sumar hasta tres banderas negras que lastraron sus
opciones de clasificación. Sin embargo, lejos de rendirse, el Cigarrán Sailing Team se convirtió
en sinónimo de lucha, intensidad y espectáculo.
Cada virada fue una declaración de intenciones: no facilitar nada al contrincante, obligar a
navegar al límite, y transformar cada duelo en una prueba de resistencia táctica y mental.
Aunque el camino a las finales se cerró, el equipo dejó su huella en Marmaris con
enfrentamientos memorables y maniobras tan arriesgadas como brillantes, de esas que
permanecen en la memoria colectiva mucho más allá del resultado.
Al término del campeonato, el Cigarrán Sailing Team no levantó el trofeo, pero sí se llevó un
capital intangible de experiencia, respeto y reconocimiento, ingredientes fundamentales para
regresar aún más fuerte en futuras citas del circuito europeo. Su paso por Marmaris será
recordado no solo por las banderas negras, sino por el espíritu de equipo y la pasión con la que
honraron cada duelo en las aguas del Egeo.
La 4ª parada del European Match Race Tour 2025 en Marmaris cerró con la certeza de que la
vela es mucho más que velocidad: es estrategia, precisión y pasión compartida. Entre victorias
locales y maniobras memorables, la ciudad turca consolidó su lugar en el calendario
internacional de la vela y ofreció un escenario donde la emoción se vivió en cada ola y cada
virada.
Para el Cigarrán Sailing Team, Marmaris no fue un cierre, sino un aprendizaje y una inspiración:
la experiencia acumulada en duelos intensos y la fuerza de la camaradería forjada en el campo
de regatas se transforman en combustible para futuros desafíos. Así, mientras los vientos del
Egeo se calman y las velas se repliegan, la memoria de esta semana queda grabada en todos los
que la vivieron: regatistas, aficionados y habitantes de Marmaris, unidos por la emoción de un
match race que será difícil de olvidar.
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