23 junio, 2025
José Antonio Constenla
Licenciado en Derecho, político y escritor
Sr. Presidente:
No le escribo desde el odio, sino desde el hastío. El mismo que crece en la calle cada vez que se abren los telediarios, cada vez que comparece para decirnos que todo va bien y que lo peor ya ha pasado. Ha llegado el momento de dejar de fingir que esto funciona. Que su Gobierno gobierna, que su coalición coaliga, que su discurso emociona a alguien que no viva del BOE. Usted insiste en permanecer en un puesto desde el que ya no dirige, sino resiste. Y ni siquiera lo hace con dignidad.
La paciencia de un país tiene límites. Y usted los ha sobrepasado todos. Basta ya de estrategias, excusas e intentos de perpetuarse en el poder. Basta ya de resistir como si gobernar fuera una batalla personal, una cruzada épica contra molinos imaginarios.
La sociedad no aguanta más escándalos con apellidos socialistas. No aguanta más ministros mudos, más ruedas de prensa sin respuestas, más apelaciones vacías a una regeneración que ya nadie se cree. La corrupción de su entorno, que florece como malas hierbas en primavera, no es anecdótica, ni puntual, ni producto de “manzanas podridas”. Es estructural. Está ahí porque se toleró, porque se encubrió. Y mientras tanto, usted permanece inmóvil, parapetado detrás de comunicados tibios y de frases cuidadosamente lavadas con lejía institucional.
Usted ha confundido la resiliencia con el apego al sillón. La democracia con la obstinación. El liderazgo con la capacidad de ignorar a todo y a todos. Pero gobernar no es resistir. Gobernar es asumir que cuando uno se convierte en el problema, la solución es marcharse. No se trata ya de ideología, sino de dignidad. No se trata de izquierda o derecha, sino de decencia.
España no necesita más gestos teatrales, ni más comparecencias con tono grave y fondo épico. Necesita claridad, rumbo y, sobre todo, aire. Porque el clima político, bajo su mandato, se ha vuelto irrespirable.
Decía Orwell que “el poder no es un medio, es un fin”. Usted lo ha entendido a la perfección. Ha confundido gobierno con blindaje, política con obstinación, y responsabilidad con mutismo calculado. Ha logrado que incluso dentro de su propio partido algunos empiecen a toser, no de bronquitis, sino de vergüenza.
No se engañe, señor presidente: España no es suya. Ni de su gabinete. Ni de los asesores que le aplauden mientras el país bosteza. España es mucho más que promesas vacías, avisos de que o yo o el caos, o un “me quedo” con épica de serie de Netflix. Con licencia de Dante Alighieri le digo, pierda toda esperanza de poder continuar así. Escuche el clamor de una ciudadanía que exige cambios profundos. Que le pide que priorice el bien común por encima del interés partidista. Que dé paso a una nueva etapa política que permita recuperar la confianza en las instituciones y abrir un nuevo ciclo de esperanza.
Usted dice que escucha al pueblo, escúchelo ahora, está diciendo basta y le pide que convoque a las urnas y permita que la soberanía popular se exprese, que se renueve el contrato entre representantes y representados, que la política recupere su dignidad.
Este país merece algo más que un Gobierno agotado, rodeado de humo y con la brújula extraviada. España necesita pasar página. Usted, simplemente, impide que lo haga.
Respetuosamente con esperanza democrática le saluda, un ciudadano.
Alerta