Dolores Vázquez exige el perdón del Estado tras su injusto encarcelamiento
23 marzo, 2025
Dolores Vázquez, quien pasó 519 días en prisión acusada injustamente del asesinato de Rocío Wanninkhof, ha reiterado su demanda de una disculpa oficial por parte del Estado. «Necesito que el Gobierno me pida perdón», declaró Vázquez durante un acto en Betanzos, la localidad coruñesa donde reside desde hace siete años y en la que recibió el XVII Premio Úrsula Meléndez de Texeda, un reconocimiento a la lucha por la igualdad.
En su discurso, Vázquez aseguró no guardar «rencor a nadie» pese a haber sido condenada sin pruebas y estigmatizada socialmente. «Lo único que se consigue con el rencor es amargarse por dentro, y eso jamás», afirmó. No obstante, subrayó la necesidad de un reconocimiento oficial del error cometido, más allá de las muestras de apoyo recibidas de la ciudadanía.
La alcaldesa de Betanzos, María Barral, se sumó a la petición de disculpas y criticó el sistema judicial y social que condenó a Vázquez sin pruebas: «Los poderes del Estado no estuvieron a tu lado y siguen sin estar a la altura. Perdón». Asimismo, destacó la valentía y dignidad de Vázquez al afrontar su injusto encarcelamiento y posterior lucha por la justicia.
Dolores Vázquez fue detenida el 7 de octubre de 2000 y condenada a 15 años de prisión por el asesinato de Rocío Wanninkhof, basándose en indicios y en la presión social. En 2002, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó la repetición del juicio y Vázquez fue puesta en libertad con fianza. Finalmente, en 2003, Tony King fue identificado como el verdadero asesino de Wanninkhof, confirmando la inocencia de Vázquez.
El Ministerio de Justicia reconoció en 2008 que había sido víctima de un error judicial y le ofreció una indemnización de 120.000 euros, muy inferior a los cuatro millones que ella reclamaba. En 2010, una doctrina del Tribunal Supremo restringió las indemnizaciones por errores judiciales, dejando a Vázquez sin compensación adecuada.
El acto en Betanzos sirvió como un homenaje a su resistencia y dignidad, con el auditorio lleno de vecinos que la ovacionaron con gritos de «bravo» y largos aplausos. «Este premio me llega en un buen momento», dijo Vázquez emocionada, agradeciendo el gesto de su localidad natal.
A día de hoy, Dolores Vázquez sigue esperando una disculpa oficial por parte del Estado que reconozca la injusticia que marcó su vida. Mientras tanto, su historia se ha convertido en un símbolo de las fallas del sistema judicial y de la necesidad de reformas para evitar que casos similares se repitan.
Alerta