El cambio de hora

Después de pasarnos una buena cantidad de años escuchando todo lo que nos ahorrábamos en energía, ahora, de repente, nos dicen que no, que el ahorro no es significativo y que por lo tanto no merece la pena. Lo que prima es… la salud, ya que los ciclos circadianos se resienten y durante varios días estamos más cansados de lo normal, durmiendo mal y no rindiendo en nada de nuestra vida cotidiana. Es decir como cuando se acaban las vacaciones.

Es curioso observar como  nos van cambiando en nuestros pensamientos, y nosotros que somos unas almas cándidas, caemos en la red.

«Ya lo decía yo», «eso se tenía que haber hecho antes», es lo que se escucha en las cafeterías. Porque ahora nos toca ser expertos en el cambio horario y sus consecuencias. Antes éramos expertos en economía, en corrupción, en fútbol, y hasta en la concesión del Premio Planeta. Esa es la realidad, somos expertos en discusiones de cafetería y así nos va.

Pero  no solo a los ciudadanos de a pie. Entre los científicos tampoco parece que sea fácil ponerse de acuerdo ya que no acaban de establecer un criterio para entender la bondad de un horario, ¿cuál es el mejor?, ¿el de verano o el de invierno?. Sería bueno recurrir al VAR para trazar la famosa línea y decidir en consecuencia según nos coja el meridiano y establezcamos que por amanecer o anochecer antes o después, tengamos un descontrol mental.

Ya lo dijo el ex presidente Rajoy : «viva el vino»!!!!!