Y Cristina contestó.
«Tener un sindicato implica haber tomado decisiones importantes para la profesión».
Abogados y fundamentalmente Abogadas y Procuradoras asistimos ayer en Ferrol al acto de presentación en sociedad del Sindicato VENIA, con la presidenta Belén García al frente y Marisa Pérez llevando la batuta. La invitada estrella era Cristina Almeida.
Allí estaban amigas y conocidas hechas a lo largo de estos dos años y medio de lucha continuada por los derechos laborales más básicos del colectivo, Susana de Vizcaya, y Flor de Cádiz. Me dicen que fue la propia Cristina quien eligió Ferrol para la celebración del acto, por su vínculo personal y profesional con esa ciudad del norte de Galicia por razones de ejercicio profesional en los años más duros de la transición.
Todo un lujo contar con una leyenda viva de la profesión de Abogada para un acto de semejante envergadura. De la mano de dos grandes compañeras ferrolanas, Ana Rosa Pena y María Perille, se desarrolló una mesa redonda en la que en una comparativa temporal se fue desmenuzando cuáles son las inquietudes y necesidades urgentes del colectivo de Abogados y Procuradores, como agentes imprescindibles para prestar el servicio público de la Justicia.
Cristina nos contó cómo ella misma, tras haber servido a los españoles durante once años consecutivos como diputada en el Congreso, cuando alcanzó la edad de jubilación (65 años) se encontró con que carecía de vida laboral. Ya ven ustedes, no estamos locos, es una triste realidad que estamos viviendo porque ningún abogado o abogada ni procurador o procuradora que haya trabajado durante los últimos 20/30/40 años tiene vida laboral registrada en el INSS a efectos de jubilación, porque el sistema legal de previsión social, la Mutualidad de la Abogacía y Procura, trazado por nuestros representantes y avalado por el propio Estado no nos garantiza nada, ni pensión de jubilación siquiera.
Cristina nos contó cómo al encontrarse con esa realidad (ella también era mutualista) tuvo que demandar al propio Congreso de los Diputados (nos comenta que entonces era José Bono el presidente) para que le reconociesen sus cotizaciones inexistentes.
Como no podía ser de otra manera se le pregunto si, dada la situación parlamentaria de nuestras reivindicaciones, le parecía este un momento idóneo para exigir nuestras cotizaciones por el trabajo realizado en el Turno de Oficio, a lo que contestó: «es el momento, claro que lo es, porque vosotras ( y vosotros también, mirando a Juan Garmendia) lo habéis decidido así».
En definitiva, un día de fiesta y celebración, un día que ya queda grabado en los anales de la historia, de la historia de Ferrol y de la historia de la Abogacía.