13 noviembre, 2024
En un torticero propósito de actuar sobre la realidad municipal compostelana que le negaron las urnas, al Partido Popular -de Santiago y Galicia- no se le ocurrió mejor idea que la de erigirse desde la Xunta en una suerte de supra-alcalde para decirles a la municipalidad y a la ciudadanía toda cómo se articula la movilidad en una ciudad tan compleja como, a estos efectos, resulta la capital de Galicia. ¡Ineptos que somos, municipalidad y ciudadanía!
Y dado que las aficiones xunteiras -del presidente para abajo- van por la práctica senderil y la de cabalgar -bicis se entiende, que no se nos ocurren otros deportes de más riesgo-, nada mejor que trazar un proyecto que va desde Milladoiro a San Caetano, pasando por Sar y con derivaciones hasta Os Tilos o el CHUS, que ya se sabe que no hay mejor medio de transporte para los pacientes que acudir a consulta bien a pie o en bici. Es lo que llevan ganado de la habitual recomendación de los facultativos de hacer ejercicio. De modo que toda la ciudad quede supuestamente articulada por esas vías, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo sobre su evidente afectación en el trazado urbano de la ciudad y consiguiente colisión con la realidad ya existente. Pero Xunta manda, Compostela obedecer. Y hasta la USC, a falta de más oportunas diligencias en que entretenerse, se sumó a la iniciativa.
Como tampoco se tuvieron en cuenta las experiencias habidas en la ciudad respeto del uso de la bicicleta y que cantan su desolación en las 53 zonas de estacionamiento habilitadas en su día y en las que no se ve ni un solo velocípedo. Suponemos que algo tendrán que ver los constatados elementos que juegan en contra, tales como la oscilante orografía urbana o el 40 % de los días del año que nos visita la lluvia. -¿contemplaron también la seguridad ciudadana para quien transite por, en algunas partes, tan solitario trazado?-. Es más, ni siquiera se hizo inventario de esa tan flamante como frustrada experiencia en Clara Campoamor donde la presencia de bicicletas es absolutamente testimonial, y poco más la peatonal. Es lo que se ahorran los pretendidos usuarios de tener que cruzar delante de esa joya del paisajismo urbano que son las huertas vecinales allí existentes. Feísmo puro y duro.
Todo lo dicho hasta aquí no es sino una muestra más de las ocurrencias de quienes nos gobiernan y cabría aceptarlas como son, desde el resignado escepticismo por la clase política que nos gobierna. Al fin y al cabo, la hemos elegido nosotros.
Ocurre, sin embargo, que el proyecto tiene más enjundia. De momento en Conxo y ya veremos si también en Brañas de Sar -con su nunca desarrollado pero ampliamente documentado proyecto de rehabilitación-. Porque previamente a tan imaginativo proyecto los vecinos de Conxo, luego de recuperar para la colectividad el espacio que sirvió en su día de escenario para el rememorado banquete de encuentro entre trabajadores y escritores, se percataron de la singularidad medioambiental de la Carballeira y alentaron, con el Ayuntamiento capitalino, un proyecto de recuperación ambiental, el “Eco-Bosque Río Sar”, con apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y financiado a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea.
Pues bien, ese proyecto y la afectación de un espacio -las riberas del Sar- que en cuanto que aledaño al Monasterio de Conxo goza de la catalogación como patrimonio cultural, además de Patrimonio Mundial de la Humanidad, de que disfruta la edificación, se ve seriamente afectado por el proyecto de la Xunta, tan pronto las máquinas entraron a trazar nuevas sendas y a talar especies autóctonas, según denuncian los vecinos.
De modo que alertados por cuanto se les venía encima, vecinos y la ONG Ecoloxistas en Acción requirieron, primero la ayuda consistorial, que determinó la paralización de las obras en la zona de afectación y, ahora, la judicial, con la correspondiente denuncia que acaba de ser admitida por el Juzgado de Instrucción número 2 de Santiago.
De modo que, con el tema judicializado, habrá que esperar al fallo de los tribunales sobre el proyecto.
Sin embargo, en el colmo del despropósito, otra amenaza entendemos que más determinante se cierne sobre el proyecto xunteiro. La circunstancia de que sus flamantes sendas peatonales se financian también, como el Eco-Bosque Río Sar, con fondos europeos, lo que ha motivado el interés de la Fiscalía Anticorrupción Europea. Porque, en efecto, no parece que el dinero comunitario pueda financiar una cosa y su contraria. Es decir, pagar para proteger una zona medioambiental y al propio tiempo financiar su destrucción, por parcial que resulte. Y no, no pinta bien.
Por cierto, no lo dicen los vecinos de Conxo -que bastante tienen con buscar complicidades allá donde pueden- pero se echa en falta un más decidido apoyo por parte de la municipalidad gobernante, como también por parte del PSdeG-PSOE -actitud que ya o asombra-, al optar por la abstención.
Alerta