
22 octubre, 2025
Miro Carballo Couñago
Pintor – Dibujante
El 15 de Abril de 1918 se decide políticamente cambiar los horarios de cada día en una hora por aprovechamiento de la luz solar. Esto supuso un acontecimiento de incertidumbre en los ciudadanos, recibido con cierta algarabía por tal hecho. Esta normativa no se respetó en los años 1920 hasta el año 1923, se activó nuevamente en el año 1925 y una vez iniciada la sublevación del golpe de estado, la mal llamada guerra civil, cada bando tenía su horario oficial, es decir incluso en el horario no estaban de acuerdo los Republicanos y los golpistas, o franquistas. Si continuamos cronológicamente la historia cuenta que en el año 1941 no se cambió la hora y tampoco en el año 1947. Dejó de practicarse desde el año 1950 hasta el año 1973. Recuerdo de niño viendo a mi abuelo asomado a la ventana preguntándole al vecino la hora y después de la respuesta le volvió a preguntar, ¿por la nueva o por la vieja? Desde el año 1974 volvió definitivamente al cambio horario anual de forma ininterrumpida.
Existen razones suficientes de gente que prefiere uno y otro horario pero a la mayoría no le satisface que se cambie cada año. Es decir, uno u otro pero sin cambios. En buena lógica la brusquedad del cambio hace que los biorritmos de los humanos acusen diferencias. Personalmente nunca me ha parecido igual las ocho de la mañana de un día para otro, y cuando estás en activo no queda otro remedio que adaptarse sin opción.
Nada tiene que ver en nuestro país el amanecer de Levante con el de Galicia o la puesta de sol de Galicia con la de Valencia, mantenemos la misma hora.
Los ritmos naturales son otros, nunca he visto a los animales consultar el reloj para despertar, comer o descansar, nosotros los humanos sí por una sencilla razón, hemos inventado el concepto del tiempo para poder establecer elementos sociales de control y alienación.
Según el diccionario el tiempo es Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
No hay discusión que es un invento social.
De cualquier manera sobre esta cuestión hay quién dice que es asunto secundario y además no interesa a nadie. Según quién se saca para tapar supuestas corrupciones del presente. Las corruptelas del pasado aunque se estén juzgando ahora son del pasado y no tienen que ver con las del presente, en cambio creo que todas las corrupciones son repugnantes, han sido repugnantes y serán repugnantes. Este es un claro ejemplo en el que no interesa atrasar la hora pero sí adelantarla. Lo dicho, el tiempo es cuestión de control social.
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