12 marzo, 2025
El narcotráfico ha disparado la violencia en Cataluña. En 2024, se registraron siete homicidios con arma de fuego en la región. Uno estuvo vinculado a la violencia de género, mientras que los otros seis tuvieron relación directa con el tráfico de drogas, según datos oficiales de los Mossos d’Esquadra revelados por Crónica Global.
La situación se ha vuelto alarmante. Las redes criminales, especialmente aquellas dedicadas al cultivo de marihuana, han incrementado su arsenal. Hoy en día, no hay un solo grupo delictivo que no posea al menos un arma de fuego para proteger sus plantaciones de posibles incursiones rivales.
Las cifras reflejan la magnitud del problema. Durante el año pasado, los Mossos d’Esquadra confiscaron 445 armas de fuego en operativos e incidentes ligados a delitos contra la salud pública. De ese total, 21 eran armas de guerra.
Fuentes policiales indican que estas bandas han reforzado su armamento para defenderse de ataques de grupos rivales. “Existen demasiadas organizaciones operando en un mismo territorio, lo que ha llevado a algunas a optar por robar la droga a otros en lugar de cultivarla”, explican.
El aumento de los llamados “vuelcos”, término del argot criminal que define los asaltos entre grupos de narcotraficantes para robar droga, ha sido evidente. “Cuando se producen tiroteos, en la mayoría de los casos están relacionados con estos vuelcos”, detallan fuentes de la lucha contra el crimen organizado en Cataluña.
Durante estos asaltos, el uso de armas de fuego es común para intimidar a los rivales. Sin embargo, los investigadores advierten que hay que diferenciar entre estos incidentes y los ajustes de cuentas, ya que estos últimos son mucho más letales y suelen implicar una ejecución premeditada.
El año pasado, de los seis homicidios relacionados con el narcotráfico en Cataluña, dos destacaron por su brutalidad. En mayo, Tekin Kartal, líder de la mafia turca, fue ejecutado con un disparo en la cabeza en el Fòrum de Barcelona. Otro crimen que sacudió la ciudad fue el asesinato de David C., alias Bubito, exestibador del puerto de Barcelona y presunto líder de una red de tráfico de cocaína.
Estos homicidios refuerzan la imagen de Cataluña como un epicentro del crimen organizado, no solo como productor de marihuana para el mercado europeo, sino también como un territorio donde las mafias ajustan cuentas.
La presencia de la mafia marsellesa en Cataluña ha encendido las alarmas de las autoridades. Según el comisario Ramón Chacón, jefe de la Comisaría General de Investigación de los Mossos, estos clanes han trasladado parte de su actividad a la región para ejecutar vendettas. “Tenemos el crimen organizado marsellés muy cerca. Sus clanes han fragmentado su presencia y ahora operan en Cataluña para llevar a cabo ajustes de cuentas”, advirtió en una entrevista con RAC1.
Se trata de una organización extremadamente violenta, dispuesta a eliminar a sus rivales sin contemplaciones. Esta escalada de violencia ha obligado a las autoridades francesas y españolas a coordinar esfuerzos para frenar su expansión.
La espiral de violencia no da tregua. En las últimas semanas, Cataluña ha registrado hasta ocho incidentes con armas de fuego. Entre ellos, destacan los enfrentamientos entre clanes en el barrio de Sant Roc (Badalona), un tiroteo en Terrassa que dejó a un hombre gravemente herido, y un ajuste de cuentas en L’Hospitalet de Llobregat, donde el agresor huyó a toda velocidad por la C-31 hasta estrellarse contra un muro.
El pasado 28 de febrero, un narcoasalto en Olesa de Montserrat terminó con un muerto, y durante el último fin de semana se produjeron tres tiroteos más: dos en Terrassa, con un fallecido, y otro en Barcelona, aunque sin heridos.
La creciente violencia vinculada al narcotráfico ha puesto a la policía catalana en estado de máxima alerta. Las autoridades investigan si existe un vínculo entre los recientes tiroteos y si forman parte de una misma disputa territorial.
Por ahora, lo único claro es que el negocio de la droga en Cataluña no solo sigue en auge, sino que cada vez deja más víctimas en su camino.
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