28 agosto, 2024
Analista política
Hasta sus últimas horas en la tierra, el mítico editor de La Voz de Galicia dejó para el recuerdo la singularidad de una vida irrepetible. Su cuerpo permaneció expuesto en la Casa, con mayúsculas, que es el ya célebre Museo que lleva el nombre de la cabecera. Los restos mortales reposaban en un ataúd cerrado, cubierto con la bandera gallega y el catafalco decorado con hortensias blancas y azules, colores de nuestra enseña. Su foto enmarcada y más de una treintena de coronas enviadas por otras tantas instituciones, familiares y amigos componían un escenario austero, patriótico, emotivo.
Entre las 15 y las 20 de la tarde del miércoles sus restos permanecieron en la improvisada ‘capilla ardiente’ en el interior del edificio, aunque fue necesario prorrogar el tiempo previsto ante la afluencia de quienes esperaban testimoniar sus condolencias a la viuda, Salomé Fernández San Julián, y a su hija y yerno. Ninguno de los dos hijos de un matrimonio anterior han sido vistos en el recinto. Por lo que se sabe, no se celebrará funeral. Sus honras fúnebres dejan como recuerdo una obra que trascenderá más allá de lo vivido. Será incinerado en la intimidad familiar.
Es curioso como la muerte, en ocasiones tan especiales como esta, une a las personas. Abel Caballero, alcalde de Vigo, adversario acérrimo durante años, se unió a Alberto Núñez Feijóo, en las antípodas partidarias, a la hora de ponderar su historial de éxitos. Representantes de todos los partidos, la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, nombres relevantes del periodismo, la cultura, el empresariado, la universidad y de los ámbitos más diversos orientaron los vectores en la misma dirección: unirse en el recuerdo alrededor de un hombre excepcional del que casi siempre afloraban sus defectos y apenas sus virtudes.
En uno de los corrillos se comentaba la calidad humana de Santiago Rey. Cuando se enteró de que la hija de un trabajador de su empresa necesitaba un tratamiento médico costoso fuera de Galicia, inalcanzable para la familia, se hizo cargo de todos los gastos hasta que la joven superó la grave dolencia.
Otra anécdota, contada por un profundo conocedor de las interioridades societarias, reveló que cuando había problemas serios entre directivos y sindicatos por la firma de un convenio, se unió a las negociaciones y mejoró, incluso, las peticiones del Comité. Zanjado el problema, desaparecieron para siempre las tensiones laborales.
“Y ahora, qué”, se preguntan todos. La respuesta parece estar muy clara. Como es sabido, de un matrimonio anterior el fallecido es padre de dos hijos, Santiago y Emilio, con los que tuvo serias diferencias en el pasado. Las resolvió comprándole a los dos la legítima (afirman fuentes solventes que fue generoso) por una cantidad millonaria. Al haber adquirido también a su hermana Paloma la propiedad de su participación accionarial, se hizo con el 100% del capital.
Dueño absoluto, invirtió la totalidad de las acciones en la Fundación Fernández-Latorre, que se convirtió así en la propietaria del Grupo. Administrada por un patronato que él presidía y con la vicepresidencia del catedrático de la USC y colaborador del diario Juan Luis Blanco Valdés, será esta entidad la que continúe la obra del fundador. A reserva de que sus últimas voluntades determinen otro destino, el futuro está muy claro. En fecha reciente ha tomado posesión como patrono el director del medio José Luis Vilela, persona de absoluta confianza del fallecido. Como se ve, hay vida después de la vida. Sobre todo, si las cosas se hacen bien.
Alerta