24 marzo, 2025
El eucalipto es, para muchos propietarios gallegos, sinónimo de rentabilidad rápida. Su crecimiento veloz, su alta demanda para la producción de pasta de papel y biomasa, y la facilidad de mantenimiento lo han convertido en el árbol favorito de quienes buscan ingresos sin demasiadas complicaciones. Cada hectárea puede generar ganancias notables en menos tiempo que otras especies autóctonas, y las empresas papeleras garantizan mercado asegurado.
El avance del eucalipto en zonas prohibidas
Sin embargo, lo que para algunos es un negocio redondo, para el monte gallego se ha convertido en un problema difícil de frenar. Las plantaciones descontroladas de eucalipto avanzan incluso en zonas donde su cultivo está prohibido, como tierras agrícolas y áreas de especial protección ambiental. Según datos de la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA), la comarca de A Mariña, en Lugo, y varias zonas del norte de Pontevedra son las más afectadas. Allí, las plantaciones ilegales crecen sin freno, muchas veces sustituyendo prados y tierras de cultivo.
La prohibición no es caprichosa. El eucalipto es una especie invasora que empobrece el suelo, reduce la biodiversidad y aumenta el riesgo de incendios forestales. Además, su expansión descontrolada amenaza la agricultura local: tierras que antes producían alimentos se convierten en monocultivos forestales, alejando a pequeños agricultores y afectando economías familiares. Los ganaderos también se ven perjudicados, ya que pierden pastos para el ganado y la calidad del agua subterránea se resiente por la acidez que generan las hojas del eucalipto.
Impacto social, leyes y un futuro incierto
A nivel social, la situación es tensa. Algunos vecinos denuncian la falta de controles y se sienten impotentes ante un fenómeno que altera el paisaje y pone en riesgo la seguridad de los montes. Por otro lado, hay propietarios que, ante la falta de rentabilidad de otras actividades, ven en el eucalipto la única opción viable para sostener su economía.
¿Y qué pasará con todo esto? La Ley 7/2012 de Montes de Galicia establece claramente las zonas donde está prohibido plantar eucaliptos, con sanciones que pueden llegar a los cinco mil euros por hectárea plantada sin autorización. Sin embargo, la falta de recursos para vigilar y controlar estas prácticas hace que la ley se quede, muchas veces, en el papel.
Desde la Consellería de Medio Rural aseguran que intensificarán las inspecciones en las zonas más afectadas y que se están estudiando reformas a la ley para endurecer sanciones y facilitar la restauración de terrenos. Por su parte, organizaciones ecologistas reclaman más contundencia y campañas de concienciación. En contraste, asociaciones de propietarios forestales piden mayor flexibilidad, alegando que, sin alternativas rentables, el eucalipto es su única salida.
La pregunta ahora es si el monte gallego podrá recuperarse o si la presión económica terminará imponiéndose, una vez más, sobre el equilibrio ambiental.
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