
Casa desde donde salió el hombre que disparó a la cara y mató a un de 57 años en Coia, Vigo
29 octubre, 2025
La sangre encontrada en el interior del marco de la puerta de su vivienda desmonta la versión inicial que ofreció José Luis M.C., acusado del crimen de Coia ocurrido el 6 de abril de 2024. Actualmente está siendo juzgado por un jurado popular en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, en Vigo, se enfrenta a casi los 22 años de prisión por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas.
Este martes, varios agentes policiales que acudieron la noche de los hechos han comparecido como testigos, coincidiendo todos en sus declaraciones sobre lo que encontraron al llegar al lugar: dos vecinas intentando reanimar a la víctima, que yacía en el suelo a escasa distancia del domicilio del acusado, en medio de un charco de sangre.
Este martes, varios agentes policiales que estuvieron la noche de los hechos han comparecido como testigos, coincidiendo todos en sus declaraciones, y lo que encontraron al llegar: dos vecinas intentando reanimar a la víctima, que yacía en el suelo a escasa distancia del domicilio del acusado, en un charco de sangre.
Inicialmente, José Luis M.C. declaró a los agentes que había escuchado un ruido y, al salir a la calle, había visto a la víctima armada con un machete discutiendo con un joven que portaba una escopeta recortada, el acusado habría cerrado la puerta inmediatamente y, tras escuchar dos disparos, al abrir nuevamente habría encontrado al fallecido tendido en el suelo. Sin embargo, contradecían esta explicación: que el acusado presentaba manchas de sangre en una de sus manos y, lo más revelador, había rastros hemáticos en la parte interior del marco de la puerta de su domicilio. «Si hubiera tenido la puerta cerrada cuando se produjeron los disparos, como él dijo, la sangre no podría llegar ahí«, han explicado los agentes. Otro agente declaro «Los indicios eran clarísimos… fue detenido porque había sospechas fundadas», ha manifestado uno de los policías ante el tribunal.
Lo acompañaron a su dormitorio para recoger una medicación que necesitaba.
En ese momento, José Luis M.C. terminó confesando que él había sido el autor de los disparos y que ocultó el arma bajo el colchón de su cama.
Contó, que conocía a la víctima, y que se había presentado en su domicilio armado con un machete, una barra de hierro y una cadena, como «temió por su vida y la de su madre«, que se encontraba en la vivienda con él, han relatado los testigos policiales, añadiendo que el acusado realizó un «primer disparo intimidatorio» con un cartucho de sal, seguido de un segundo disparo que impactó en el rostro de la víctima, causándole la muerte instantánea. También declararon la brigada de Homicidios de la Comisaría de Vigo y la Policía Científica, quienes realizaron la inspección ocular y la recogida de evidencias en el escenario del crimen, han explicado cómo procedieron a la toma de muestras de sangre del marco interior de la puerta del domicilio.
Las investigaciones posteriores confirmaron que José Luis M.C. no disponía de licencia para la tenencia de dicha arma de fuego.
Un aspecto relevante fue la autopsia practicada a la víctima, durante la cual se recuperaron un total de 19 perdigones alojados en la cavidad bucal y la tráquea del fallecido, evidenciando la brutalidad del impacto que acabó con su vida.
La Fiscalía solicita para José Luis M.C. una condena de 22 años de prisión por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas. El tribunal del jurado deberá determinar si existió premeditación o no, y si actuó en legítima defensa ante la supuesta amenaza que representaba la víctima.
Fiscalía, acusación particular y defensa habían presentado sus primeras intervenciones:
José Luis Maneiro se enfrenta a casi 22 años de prisión por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas, mientras la defensa mantiene que actuó presionado por el miedo y en defensa propia. La Fiscalía y la acusación particular sostienen que el ataque fue sorpresivo, directo y con intención de acabar con la vida de la víctima, que no tuvo posibilidad de defensa.
El juicio se prolongará durante varios días en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, y la resolución marcará un hito en uno de los casos más mediáticos de la ciudad de Vigo en los últimos años.
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