Terrazas cerradas en una plaza de Sevilla, mientras la ciudad debate el uso del espacio público y la convivencia entre peatones y hostelería.
24 marzo, 2025
El Ayuntamiento de Sevilla ha decidido postergar el conflicto entre hosteleros y peatones, otorgando un plazo de tres años a los bares para adaptarse a la nueva ordenanza de veladores. Esta medida, que exige dejar 1,80 metros libres para el paso de viandantes, busca equilibrar la actividad económica con la calidad de vida ciudadana.
Las terrazas son mucho más que un espacio de ocio en Sevilla: representan una fuente clave de ingresos para el sector hostelero. La ciudad, famosa por su vida en la calle, cuenta con más de 5.000 licencias de veladores y decenas de miles de empleos vinculados. Los hosteleros temen que las restricciones puedan reducir su facturación, en un momento donde la recuperación económica aún es frágil. Según datos de la Asociación de Hosteleros de Sevilla, solo en 2024 el sector movió más de 1.200 millones de euros.
Los colectivos vecinales y de movilidad reclaman espacio para el peatón, advirtiendo del desorden y la ocupación excesiva de las aceras. El turismo, gran motor económico, también se ve afectado: las calles saturadas no solo dificultan el tránsito, sino que afectan la imagen de la ciudad.
Por ahora, el Ayuntamiento intenta calmar las aguas con un proceso gradual. La norma se aprobará este mes, pero con una aplicación progresiva. Mientras tanto, la hostelería sigue presionando para evitar pérdidas drásticas.
La batalla entre terrazas y peatones es, en realidad, un reflejo de la tensión entre desarrollo económico y calidad urbana. La gran incógnita: ¿conseguirá Sevilla mantener su esencia sin sacrificar ni negocios ni convivencia?
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