Manifestación pacifista en España, símbolo del sentimiento antibelicista presente en la sociedad desde hace décadas.
24 marzo, 2025
¿Somos un país pacifista? El pulso electoral y las respuestas ciudadanas
El reciente clima internacional y la escalada de conflictos han reavivado una vieja pregunta: ¿los españoles somos un pueblo antibelicista por naturaleza? La respuesta parece afirmarse a medida que nuevos estudios de opinión revelan que, a pesar de los cambios políticos y económicos, la sociedad española mantiene un rechazo mayoritario hacia cualquier tipo de intervención militar y apuesta por vías diplomáticas y pacíficas.
El último barómetro del CIS y encuestas publicadas por medios como El País y La Vanguardia coinciden: más del 70% de los españoles considera que España debe mantenerse al margen de los conflictos armados internacionales. Esta visión se refuerza entre los más jóvenes, quienes se declaran contrarios a las guerras en todas sus formas, y también entre las generaciones mayores, marcadas por la memoria de épocas de inestabilidad.
Este rasgo pacifista no es nuevo. Desde la participación de España en misiones internacionales, como las de Irak o Afganistán, la ciudadanía ha mostrado un fuerte rechazo a las decisiones bélicas, manifestándose de forma masiva en las calles. Las movilizaciones contra la guerra de Irak, en 2003, todavía son recordadas como uno de los momentos de mayor unidad social y rechazo colectivo a la intervención militar.
En el plano político, este sentimiento también influye. Los partidos, tanto de izquierda como de derecha, han moderado sus discursos en torno a intervenciones internacionales, conscientes de que la población prefiere soluciones diplomáticas y el trabajo en organismos multilaterales. Incluso en cuestiones como el apoyo a Ucrania, la mayoría de los ciudadanos se muestra favorable a la ayuda humanitaria y económica, pero contraria a un apoyo militar directo.
Los expertos consultados señalan que este perfil antibelicista responde a factores históricos y culturales. La memoria del franquismo, la Guerra Civil y la posterior transición democrática han dejado una huella que invita a buscar siempre la estabilidad y evitar confrontaciones. A ello se suma el peso de una sociedad que valora la vida, la convivencia y la cooperación.
En el pulso electoral, la paz es un valor clave. Las campañas que priorizan mensajes de estabilidad, soluciones negociadas y alianzas internacionales pacíficas suelen tener mejor acogida entre el electorado. Además, la creciente preocupación por el cambio climático, la economía y el bienestar social desplaza cualquier interés en aventuras militares.
El antibelicismo en España no es solo un rasgo coyuntural, sino parte de una identidad colectiva que busca la paz como base del progreso. Y aunque el escenario internacional pueda volverse complejo, la sociedad española parece decidida a mantener su rechazo a la guerra.
Así, el mensaje es claro: somos un país que prefiere construir puentes antes que levantar muros. En tiempos convulsos, la voz de España se presenta como una de las más firmes defensoras de la paz en Europa, un rasgo que no solo define nuestra historia, sino que también inspira nuestro futuro.
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