Teatro y huida de Puigdemont en una jornada esperpéntica

El expresidente catalán regresó a Barcelona este jueves para recibir un fugaz baño de masas y escabullirse poco después. Este acudió puntualmente a las 9 de la mañana al acto de bienvenida institucional convocado por Junts y entidades soberanistas ante el Arc de Triomf. Delante de unas 4.000 personas, Puigdemont intervino brevemente y luego marchó hacia el Parlament acompañado de seguidores y diputados. Fue durante ese recorrido cuando aprovechó para desviarse por una de las calles aledañas y marcharse después  en un coche blanco propiedad de un mosso d’esquadra, quien fue detenido horas después por facilitar la fuga del líder de Junts.

Los Mossos activaron entonces la operación Jaula para controlar los vehículos que abandonaban Barcelona, extendiendo el dispositivo por toda Cataluña, pero no lograron encontrar a Puigdemont.

Este episodio ha provocado críticas a unos Mossos d’Esquadra que han estado ya en el pasado acusados de politización, aunque el cuerpo catalán se apresuró en negar cualquier acuerdo previo con el entorno del expresidente, defendiendo su actuación como proporcional y centrada en garantizar la seguridad del pleno de investidura de Salvador Illa.

En este sentido, la policía catalana aseguró que su prioridad era evitar desórdenes y que la detención de Puigdemont se haría de manera proporcionada en el momento oportuno.

Estos también citaron al secretario general de Junts, Jordi Turull, para interrogarlo como investigado, mientras que ya entrada la tarde, sobre las 18,45 horas, se confirmaba la detención de un segundo mosso implicado en la huida de Puigdemont.

De hecho, los propios Mossos han abierto una investigación interna ante la evidencia de que puede haber más complicidades que hayan facilitado la huida del ex president, una idea que cobra cada vez más fuerza ante las circunstancias que envuelven este episodio sin precedentes en la democracia española.