2 febrero, 2025
En periodismo acostumbramos a decir que no es noticia, por lo repetido del hecho, que un perro muerda a un hombre. Pero sí, por el contrario, por lo insólito del acontecimiento, que un hombre muerda a un perro.
Una metáfora en todo caso ilustrativa de muchas de las noticias que ofrecen los medios de comunicación y que acostumbran a ser las más agradecidas de parte del lector, sin duda por la sorpresa, cuando no incredulidad, que le provoca el leer noticias infrecuentes, raras y hasta extravagantes.
Si no fuera porque, como luego veremos, existen razones de peso harto justificativas del hecho que se trae a estas líneas, se diría que lo que va a suceder hoy en un total de 46 ciudades españolas entra de lleno en ese marco de lo insólito, lo desacostumbrado y, por supuesto, de la ausencia total de sentido común. Por resumirlo en pocas palabras, es un nuevo ejemplo de cómo los pájaros se tiran a las escopetas.
Porque insólito es que los sindicatos UGT y CCOO, surgidos, dicen ese aludido sentido común y sus respectivos estatutos fundacionales, para defender a la clase obrera del duro yugo de las disposiciones gubernativas en defensa de los derechos de los trabajadores, salgan a la calle a protestar no contra el Gobierno de turno ni siquiera contra las Cortes legislativas por sus tantas veces leoninas leyes en el terreno laboral. No, en este caso la protesta es contra el Partido Popular por haberse opuesto en un principio a la aprobación del chantajista Decreto Ómnibus presentado por el Gobierno Sánchez, donde se contemplaba el incremento de pensiones pero también, por poner dos ejemplos, medidas que conculcaban el derecho a la propiedad con la prolongación de los pretendidos derechos de los okupas o la donación graciable al PNV de un palacete en París propiedad del Estado, con que comprar el apoyo del partido vasco a la permanencia del actual Ejecutivo.
De poco valió que, tras decaer en Cortes el Decreto, por rechazarlo también Junts y Vox, el PP prometa ahora apoyar el nuevo Decreto-trampa, una vez suavizado por el Gobierno el nuevo texto en aquellos puntos más draconianos.
Pero, buey porque aras, buey porque no aras, UGT y CCOO mantienen la convocatoria de protestas para hoy con el contundente argumento de que “no consentimos que se frivolice con el bienestar de la clase trabajadora”. Sin duda una justificación digna de mejor causa. Por ejemplo, la que practicó UGT Andalucía al detraer más de 40 millones de euros destinados a la formación de los trabajadores y que se gastaron los altos cargos del sindicato en juegas varias. Al final la Justicia (hace apenas dos meses) condenó a la cúpula sindical con penas de cárcel y a devolver 50 millones. ¿Seguro que el Gobierno los exigirá?. O, por poner otro meridiano ejemplo de cómo no se puede frivolizar con el bienestar de la clase trabajadores, la condena a la cúpula, con penas de cárcel, de UGT Asturias con multas de 3,6 millones y cerca de un millón a devolver al Principado por idéntico fraude en los cursos de formación de los trabajadores. ¿Tampoco aquí se exigirán multa e indemnización?
Pero se decía más arriba que lo pretendidamente insólito de la protesta no era tal porque existían razones de fondo justificativas de tal proceder por parte de los sindicatos mayoritarios.
Veámoslo con números:
Desde que Sánchez preside el Consejo de ministros, los sindicatos incrementaron las subvenciones graciables de parte del Gobierno de los 8,8 millones del Ejecutivo de Rajoy, en crecimiento exponencial, hasta los 32 millones, otorgados semanas antes de la anunciada manifestación contra el PP e incluso, para mayor asombro, con los presupuestos de 2025 sin aprobar. Pero ¿será por dinero?
Por eso resulta insólito, a la par que extravagante y por supuesto ridículo, que los sindicatos salgan a la calle a protestar por pretendidas intencionalidades que adivinan en el comportamiento de la oposición, sin ni siquiera esperar a una política de hechos consumados. Lo dicho, los pájaros contra las escopetas. Y la hucha, llenándose.
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